María José Ferrandis. Psicóloga Coach

María José Ferrandis

PEC Psicóloga Especialista en Coaching

Coach Profesional Ejecutivo Certificada

Por AECOP/EMCC. Nº CP 134

Recomendaciones para el proceso de aprendizaje hacia el cambio

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María José Ferrandis. Recomendaciones para el proceso de aprendizaje hacia el cambio
26
ABR/2015

De la misma forma que el campo cambia según las estaciones, nosotros también vamos cambiando a lo largo de la vida. La naturaleza no sólo acepta esos cambios, sino que los acoge como algo natural que le va a permitir desplegar distintas acciones adecuadas a cada estación.

A lo largo de nuestra vida vivimos muchos momentos de florecimiento, de crecimiento, somos como el campo en primavera, todo vuelve a crecer, a surgir con esperanza. Sin embargo en ocasiones no sabemos cómo afrontar esos cambios.

Como seres dotados de capacidad para pensar, todos los procesos de cambio suponen poner en práctica un programa de aprendizaje, ya que los cambios implican aprender nuevas formas de pensar que nos llevarán a nuevas conductas.

Pero ¿cómo podríamos llevar a la práctica ese proceso de aprendizaje?

Tres cosas son esenciales.

Por una parte, ser constante y perseverante. Nuevas formas de pensar que nos llevan a nuevas formas de actuar, suponen a la vez cambios en algunos hábitos. Esto exige tener constancia y perseverancia y no planteárnoslo como algo que vamos a conseguir a corto plazo.

En segundo lugar, no dejarse frustrar por los fracasos, ya que los fracasos son en sí mismos una fuente de aprendizaje y nos pueden indicar por dónde tenemos que volver a encauzarnos. Cuando algo nos sale mal, no hay que abandonar, al contrario. Hay que identificar el por qué no ha salido como esperábamos para poder corregir el rumbo. Por tanto es importante prever que lo más probable es que nuestros primeros intentos salgan mal, ya que estamos aprendiendo.

Y en tercer lugar, vernos como un niño o una niña que está aprendiendo una conducta nueva. De pequeños, vamos aprendiendo de forma escalonada, primero lo más fácil hasta que va aumentando el grado de dificultad y conseguimos aprender. Y también repitiendo una y otra vez el ejercicio.

En definitiva, para llevar a cabo este proceso de aprendizaje, hemos de ser indulgentes con nosotros mismos si no sale como esperábamos, debemos ser capaces de interpretar correctamente lo que hacemos, tomar consciencia de nuestros pensamientos auto-limitadores y por último poner por escrito situaciones cotidianas en las que nuestros avances no son los esperados.

No debemos esperar que nuestras conductas sean lo primero que cambie. Lo que nos produce malestar son justamente esas conductas que queremos cambiar. Sin embargo los procesos de cambio van al revés: primero tiene que cambiar lo mental, nuestros esquemas mentales, nuestras creencias o valores, y sólo cuando estemos seguros del nuevo enfoque, entonces podremos cambiar la conducta.

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La fotografía que encabeza este artículo es de MªCruz Huertas Muñoz-Quirós